Minutos antes de llegar al patio de caballos de la plaza de toros de Sevilla para actuar en la primera corrida del ciclo continuado del abono, el diestro mexicano Diego Silveti, acompañado de su cuadrilla, acudió a la Capilla de la Piedad de El Baratillo para rezar ante las imágenes de María Santísima de la Piedad y del Santísimo Cristo de la Misericordia.
Ante un pequeño grupo de aficionados y hermanos, el último miembro, hasta el momento, de la histórica dinastía taurina de los Silveti, cumplió con la misma tradición y devoción que ya realizaba su padre David antes de cada paseíllo en el coso baratillero.
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