Momento de entrega del tradicional "Tomanotas" |
El pasado dia 21 de febrero de 2013 nos visiataba el matador de toros Rafael Torres, y excelente banderillero sevillano, caragado de anécdotas y repasando la historia de la tauromaaquía sevillana y española desde los años 60 hasta la actualidad.
Tras un prólogo de nuestro Presidente Fernando Vera, el invitado demostro su clase y su torería para describir de forma detallada sus comienzos en el mundo del toro, su apoderamiento por el maestro Manolo Vazquez, su debú en Sevilla con apenas 6 novilladas picadas, y su triunfal alternativa al año siguiente en Sevilla.
Fue variado en anécdotas, y simpática fue la de su aventura en la mili con un alferez que lo queria" fusilar", sus primeros viajes en los coches de cuadrillas, y los "disgustos" cuando los apoderados liquidaban los honorarios.
Su primer vestido de luces fue regalado por Diego Puerta y Paco Camino, y recordó con especial ilusión su primera becerra en la casa de los Guardiola, en el «Toruño». Después tuvo ocasión de reivindicar la Venta de Antequera, lanzadera para muchos novilleros sevillanos, y sitio «esencial para ver los toros antes de lidiarse en Sevilla». Apostó por la vuelta de los toros a la Venta.
Contó su última tarde como matador de toros en Lima, en el año 1981, para después hacerse banderillero de Manolo Vazquez, "Paquirri", Curro Romero, - al que definió como un genio- Victor Mendes, Esplá,- del que guarda un grato recuerdo- Cepeda, y un númeroso elenco de matadores hasta su despedida como profesional un 12 de octubre de 2002, en la cuadrilla de Dávila Miura. Transmitió palabras de agradecimiento a éste último torero, por el «detalle de colocarme con su cuadrilla, sin molestar a nadie, y para poder despedirme de los toros en mi plaza, la de Sevilla»
De su etapa de banderillero expresó que «dicha étapa le costo mucho esfuerzo y mentalización» porque no lo veía claro, ya que su sueño era ser figura del toreo.
De los banderilleros actuales resaltó que «en esta época hay mucho roneo entre los banderilleros, cuando la mitad de los banderilleros no saben, ni lidiar, ni estar delante de la cara del toro, ni saber ver bien las cualidades de un animal».
Fue una noche amable y muy simpática la que nos ofreció el matador de toros de la Puerta Osario.
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