Interesante tertulia con Cuadri |
Con sangre Gamero Cívico, Ibarra, Santa Coloma, Urcola, Parladé y Conde de la Corte, y mediante estudios realizados por veterinarios, se ha llegado a la conclusión de que por historia, genética, comportamiento y morfología, Cuadri es la ganadería que genéticamente se encuentra más “aislada”, o que más diferencias tiene con todas las demás, seguida incluso a distancia de encastes tan “monogámicos” como Miura, Albaserrada o Pablo-Romero/Partido de Resina; se podría decir, por tanto, que estamos hablando no ya de un encaste propio, sino de una nueva, propia y diferenciada raza de toros de lidia. Ello, sin embargo, como destacó el ganadero, presenta importantes complicaciones con la consanguinidad y la dificultad de encontrar sangre nueva que refresque un toro tan particular genéticamente.
La divisa onubense, que cuenta para lidiar la presente temporada con cinco corridas de toros, tiene en la actualidad unas 150 vacas. Como curiosidad, Fernando Cuadri tiene también una enorme afición por la cría de un animal tan opuesto al toro de lidia como es el canario (cuenta con más de 500), relatando innumerables similitudes entre los caprichos de la genética a la hora de su selección y cómo dichos detalles pueden extrapolarse a la cría del toro bravo. De la misma forma, nos ilustró sobre los indudables efectos de la luna o del celo para el comportamiento de las madres en la tienta, en la cría del becerro o con los sementales.
Muy importante para la ganadería, cómo no, es la figura de José Escobar, el mayoral, (“Joe” como el ganadero simpáticamente lo llama, por su afición desde la infancia a las películas del oeste y por el aspecto físico del conocedor, rubio y con los ojos claros...). Como anécdota, nos contó Fernando Cuadri que un periodista que años atrás hizo un reportaje de la casa, aludió a la curiosidad de un mayoral “de origen inglés”, seguramente por la cercanía de la comarca minera de Riotinto y atribuyendo la apariencia física de “Joe” a la presencia británica en la zona a comienzos del siglo pasado para la explotación de las conocidas minas.
Entrega del "Tomanotas" |
En la casa de nuestro invitado no se tientan machos, el último tentadero de ellos se produjo en 1978. Para las hembras, el propio ganadero es el que monta a caballo para picar las vacas, decisión tomada para conocer de primera mano (nunca mejor dicho) el comportamiento de aquéllas en el peto y para evitar las continuas instrucciones al picador respeto a distancias, colocación, cites, etc.
El ganadero dijo expresamente que no es partidario de las fundas, debido a los quebrantos que sin duda sufre el toro al ser conducido a la manga y al mueco para ponerlas y quitarlas; además, considera que cuando se pegan los toros, las fundas son perjudiciales, pues evitan que los animales se infrinjan las inevitables pequeñas heridas que se producen en la frente, testuz, etc. y que acaban motivando que la pelea finalice al sentir los animales dolor por las mismas.
Ante el estado actual de la Fiesta y de la situación económica general, se plantearon las dificultades de los ganaderos para rentabilizar el coste de la crianza de un toro hasta que alcanza los 4 años de edad, que Fernando Cuadri cifró en unos 3.500 euros, por lo que no vender una corrida a una empresa por más de 20.000 euros supone que las cuentas no salgan.
Y hablando de toros célebres de la casa, como “Poleo”, “Clavellino”, “Marinero” o “Aragonés”, la velada finalizó con la entrega al invitado del “toma-notas” grabado con el emblema de la Tertulia, en muestra de nuestro profundo agradecimiento por aceptar nuestra invitación y por sus deferencias en todo momento para con los aficionados.
Fotos: Carlos Arenas
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