lunes, 20 de febrero de 2012

UTRERA, ¿CUNA DEL TORO...?

Lo que debía ser una tarde festiva, motivada por lo atractivo del cartel, por una estupenda tarde de febrero tras los frios vividos semanas atrás y por el ansiado contacto de nuevo de nuestras sufridas posaderas con el duro cemento de las gradas y tendidos, se convirtío en sonora decepción por la lamentable presentación y juego de los ¿toros? donados generosamente para el festival ¿organizado? por la Hermandad de los Gitanos de Utrera y que además pretendía ser un ¿homenaje? a los veteranos Curro Romero y Rafael de Paula por su colaboración desinteresada en antiguas ediciones de este festival.

Paseíllo en Utrera


Tarde agradable, con casi tres cuartos de entrada en la cómoda y funcional plaza de toros de Utrera.

Interesante cartel "de arte" para iniciar la temporada en Sevilla y provincia, donde nos dimos cita numerosas caras conocidas de la afición sevillana. Sin duda, los más satisfechos, los ganaderos, por quitarse de enmedio de las dehesas semejantes "piezas", lo que a buen seguro les disminuirá gastos en pienso y cuidados veterinarios en esta época de crisis en la que hay que mirar tanto por la economía... 

Espartaco poco pudo hacer ante el primero de la tarde, flojo, descasatado y que en ningún momento metió la cara. Pepe Luis Vázquez, asimismo, sólo pudo dejar algún detalle aislado y con sabor con el capote y la muleta.

Julio Aparicio recibió a un toro que parecía desparramar la vista, terminando por echar al público encima a la presidencia para forzar su devolución a los corrales, lo que finalmente consiguió. Con el sobrero estuvo voluntarioso, con ganas de agradar y pésimo con los aceros. 

Lo mejor en cuanto al resultado artístico del festejo, vino de la mano de Morante de la Puebla, ante un chico ejemplar de Núñez del Cuvillo, que no obstante le dejó lucirse con el capote en su recibo por verónicas y en un quite por chicuelinas, permitiendo igualmente una faena marca de la casa, repleta de aroma y detalles toreros y pintureros. Una oreja.

Cayetano, ni fú, ni fá... poco más se puede decir, sin lucimiento, ante un toro que, asimismo, ni fú, ni fá! Uno ve a este torero una y otra vez y sólo puede decir esto, ni fú, ni fá...

El joven Fernando González estuvo en novillero, porfión y nervioso, pero con ganas y seguro que responsabilizado por verse anunciado con matadores ya consagrados.

¿Dónde se lo llevaron...?


Por último, indicar que el único homenaje que vimos fue el brindis al alimón hecho por Fernando González a Curro y a Rafael, que se preguntarían qué demonios harían allí... A Curro se lo llevaron de su localidad en medio del festival, lo trajeron de nuevo al rato... ¿a dónde fue? Rafael, en el lado opuesto de la plaza, entró y salió de su tendido en una silla con ruedas de la Cruz Roja...

Dos toreros de época no se merecían semejante "homenaje", vivir para ver, esperemos que no sea esta la muestra de lo que nos espera esta temporada en Sevilla. 







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